Pico Cornichuelo
PRIMERA CUESTA DE ENERO
CAMPO. 05-01-2025
El Cornichuelo
se hizo turrón del duro.
Se atrangantó.
La víspera de Reyes fuimos a buscar a “sus majestades” como manda la tradición. Se nos ocurrió que desde arriba los veriamos mejor. Nos encaminamos a una de las cimas de Campo, pensando que tal vez vendrían en sus camellos atravesando los Pirineos por la Ribagorza y que, el Cornichuelo en la sierra de Cerbín, nos ofrecería una buena panorámica sobre el paisaje y una buena posición de vigía sobre la comitiva “real”.
Al llegar a Biescas nos empezó a rodear la niebla. Nuestro habitual optimismo nos hacía confiar en que despejaría en breve y podríamos gozar de las vistas. La subida se nos iba atragantando desde los primeros pasos, posiblemente cargabamos en nuestras mochilas, además de la equipación habitual, algunos excesos de las fiestas que nos hacían prometer que no lo haríamos nunca más. No escampaba. El esfuerzo nos hacía mezclar sudor y niebla, sin más visión que la sábana blanquecina através de la que apenas nos veíamos los piés, confundiéndose, con cierta dificultad, con esas piedras que no paraban quietas y que sonaban desacompasadas con nuestra respiración, cada vez más audible y acelerada. El único color inconfundible era el de nuestras mejillas, algo más que sonrosadas.
Cuando algún integrante del grupo empezaba a desanimarse y a punto de desfallecer, apareció la luz, un mar en nubes se movía nuestros pies sobre el que sobresalián las soleadas cumbres pirenáicas, con un imponente Turbón convertido en isla y nosotros naúfragos entra olas de niebla. Ahora sí, nos volvieron las fuerzas y el optimismo, enarbolamos la bandera de Agualate en lo más alto, como niños convertidos en piratas, capitaneados por una incansable Dunia, la más joven del grupo. El camino de vuelta no resultó más fácil, pero la alegría del logro lo hizo mucho más ameno. Exigentes 11 km. con un desnivel de 822 m. que finalizamos con un buen roscón para recobrar fuerzas.