MONTES BLANCOS
OLAS DE YESO
ALFAJARÍN. O4-02-2024
LAS ONDAS BLANCAS
EL AIRE BLANCO OCULTAN.
PISAMOS YESOS.
Nos desplazamos hasta los montes de Alfajarín, con el ánimo de disfrutar de ese mar con olas de yeso, que se pierden en un horizonte interminable y te deja un sabor a vacío, un paladar colmado de sorpresa y fascinación.
Nuestras esperanzas quedan cubiertas por una densa niebla, el suelo se hace nube y crea una atmosfera blanca que nos niega la vista esperada. Caminando por ese terreno descarnado aprendemos a ver a través de la cortina traslúcida y disfrutar de una visión misteriosa, que nos abre una interrogación y esconde donde se cierra.
Magia. Ahora lo ves, ahora no lo ves. El paisaje juega al escondite. Subimos por alguna crestas, nos adentramos en los pliegues de la tierra y se eleva el sendero hasta hacernos sudar en el esfuerzo, escondidos en esta mañana de fresca humedad. El toro, que perteneció a Osborme, aparece sin esperarlo y tras el saludo vuelve a desaparecer como en un número de escapismo. Tras la primera frustración el paseo mereció la pena.